Una vez que tenemos claros los diferentes significados del concepto y acotarlo en los entornos organizaciones, me gustaría hacer unas precisiones sobre lo que es y no es la resiliencia, de igual manera compartirte las características de este concepto. El autor Harvey señalaba una serie de características de la resiliencia cuya integridad o daño indicaban la capacidad resiliente: Control del proceso de recuerdo de las experiencias traumática; Los sucesos traumáticos, no son meras adversidades de la vida cotidiana, generan terror e indefensión, ponen en peligro la integridad física o psicológica de una persona y dejan con frecuencia a la víctima en tal situación emocional que es incapaz de afrontarla por sí misma. El tener el control del recuerdo de algún acontecimiento traumático y que este recuerdo no condicione, comportamiento, acciones, desiciones o emociones es un factor de control interno que te hace ser una persona resiliente.
Integración de la memoria y los afectos; Control del proceso de recuerdo de las experiencias traumáticas; Integración de la memoria y los afectos; Regulación de los afectos en relación al trauma; Dominio de la sintomatología; Autoestima; 6/ cohesión interna (pensamientos, afectos y acciones); Establecimiento de vínculos seguros; Comprensión del impacto del trauma, Elaboración de un significado positivo.
Por su parte, Werner considera que la resiliencia, en el niño, tiene tres grandes componentes: variables personales, de la estructura familiar y de su entorno extrafamiliar. Dentro de las variables del niño destaca el grado de autonomía y empatía y la capacidad de solución de problemas. Entre las variables familiares y del entorno señala las relaciones de apoyo con los iguales y los sistemas de seguridad y protección del ámbito familiar, escolar y social.
Con todo, la primera cuestión es, o bien centrar el análisis de la resiliencia en la respuesta que se logra dar en las situaciones adversas, lo que limita su estudio a la presencia del estímulo, o bien enfocarlo desde la perspectiva de una variable de personalidad lo que permitiría dar respuesta al porqué se es resiliente. De ser así, la siguiente cuestión es determinar si es un rasgo, por tanto, relativamente estable y consistente y, en consecuencia, medible, o es un proceso, por tanto, dinámico y desarrollable en cualquier momento del ciclo vital y con variaciones en función del contexto.
Partiendo de una perspectiva estructural o de rasgos, Waugh et al identifican algunas características de la personalidad que parecen contribuir a un ajuste positivo ante la pérdida o el daño:
1 visión ponderada de la propia vida;
2 perseverancia;
3 confianza en sí mismo;
4 autonomía personal, y
5/ sentido de la propia vida.
En esta línea, se habla de la resiliencia del yo (ego resiliente) como un rasgo que refleja la habilidad individual para adaptarse a los cambios ambientales, destacando entre estas la identificación de oportunidades, adaptación a las restricciones y crecimiento tras la adversidad.
Algunos estudios ponen de manifiesto que las personas con un ego resiliente experimentan más emociones positivas en las situaciones estresantes que los poco resilientes, aun experimentando similares emociones negativas, debido a que muestran mayor capacidad de superación y crecimiento.
Por otra parte, se encuentra correlación entre alta autovaloración, como variable de la resiliencia, y las dimensiones de personalidad extroversión, afabilidad y apertura a nuevas experiencias, así como entre afrontamiento positivo y mecanismos de compensación de la inquietud e inestabilidad emocional, poniendo de manifiesto diferencias en los recursos resilientes y el perfil de personalidad.
Cita: “Resiliencia: una aproximación al concepto” – Javier Cabanyes Truffino Sección Departamental de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos, Facultad de Educación, Universidad Complutense, Madrid, España
Jesus Loza