Diversos autores han establecido que el lenguaje tiene seis funciones principales, que son las siguientes:
- Función referencial. esta alude al hecho de que un individuo haga uso del lenguaje con el único fin de comunicar una determinada información, sin emitir algún juicio de valor ni tampoco con el objetivo de causar algún tipo de efecto en el receptor. Es por esto que esta función se centra en el mensaje en sí o en el referente. Un ejemplo de esta función sería: “Hoy es un día soleado”, una afirmación comprobadle y objetiva.
- Función emotiva. esta función se centra en el emisor, quien, por medio del lenguaje, intenta transmitir algún estado de ánimo o físico. Un ejemplo sería: “Me duele la cabeza”, en función de expresar una emoción, sentir o un estado de animo.
- Función apelativa. aquí, la comunicación se centra en el receptor, con el objetivo de provocarle alguna reacción en particular, ya sea que haga o deje de hacer algo. Por ejemplo: “Apaga el televisor, por favor”, se espera una retroalimentación acción o respuesta a lo expresado previamente.
- Función fática. esta función se centra en el canal de comunicación y lo que se intenta, por medio del lenguaje, es comprobar que este continúe abierto para así poder establecer o continuar con una comunicación. Un ejemplo podría ser: “Hola, ¿Si? ¿Me escuchas?”.
- Función estética. en esta, predomina el lenguaje en sí, que es utilizado con el objetivo de crear algún tipo de belleza. Esta es la función que predomina en novelas, cuentos, poesías, canciones y otras creaciones. Aquí lo que importa del lenguaje no es su contenido, sino su forma. Un ejemplo de esta función es: “Todas las hojas son del viento, menos la luz del sol” (Luis Alberto Spinetta).
- Función lingüística. en esta función, centrada en el código, se utiliza la lengua para hablar de ella misma o de otra. Un ejemplo en el que predomina esta función puede ser: “Zapato se escribe con Z, no con S”.