Últimamente reflexionaba sobre las suposiciones que solemos tener cuando hablamos de colaboración, en particular de trabajo y proyectos colaborativos. ¿Qué importa, al poner en marcha proyectos desde la perspectiva del networking (las relaciones importan para llegar a trabajar) y las contrapone como ejercicio al worknetting (el trabajo conjunto importa para iniciar verdaderas relaciones profesionales) ¿Qué hace que una red de colaboración empiece y se mantenga?
Uno de los puntos clave en mi opinión son las Soft Skills o las habilidades sociales. Es un término sociológico, relacionado con el cociente de inteligencia emocional, y que es el conjunto de rasgos de personalidad, habilidades sociales, comunicación, lenguaje, hábitos personales, la amistad y el optimismo que caracteriza a las relaciones con otras personas.
Las Soft Kills se complementan con los Hard SKills o habilidades duras (parte del Cociente Intelectual de una persona), que son las exigencias profesionales de un trabajo y muchas otras actividades. A diferencia de las habilidades duras, que son alrededor de conjunto de habilidades de una persona y la capacidad para realizar un determinado tipo de tarea o actividad, las habilidades sociales se relacionan con la capacidad de una persona para interactuar efectivamente con colegas y clientes y son de aplicación general, tanto dentro como fuera del lugar de trabajo.
Habilidades blandas son competencias conductuales. También conocido como habilidades interpersonales, incluyen competencias como habilidades de autonomía, auto liderazgo, coherencia, integridad, capacidad de atención y de escucha, autorregulación, interés, curiosidad, autenticidad, responsabilidad personal y social, capacidad de reflexión, pro actividad, pasión, motivación intrínseca, lógica divergente, humildad, aprendizaje continuo, empatía, capacidad de síntesis y de argumentación, gestión del tiempo, confianza…
La colaboración y co-creación de conocimiento es una necesidad en el entorno socio-económico líquido como el actual. Algunas empresas e instituciones públicas, han creado espacios colaborativos, con más o menos éxito. Esto ocurre porque la tecnología sola no basta. Todo hard necesita un soft ‘diseñado’ a medida, que lo gestione, que lo lidere y acompañe hasta la consecución de los objetivos.
Pasar de la teoría a la práctica es lo que más esfuerzo cuesta en el ámbito de las habilidades Soft, llamadas blandas por su capacidad de adaptación, porque no obedecen a una regla fija y porque son evolutivas, mejorables, moldeables, modelables… Cuando emparejamos nuestras habilidades hard con las soft, abrimos el abanico de nuestras posibilidades de interacción e interrelación… y ese pasar de la teoría a la práctica requiere de un espacio o entorno en el que el aprendizaje y el compartir conocimientos y experiencias puedan darse entre pares y en confianza.
¿Te ayudamos?