Una emoción es la interacción de los pensamientos con las sensaciones físicas; para muchas personas significan miedo, ya que no saben cómo manejar las emociones, y optan por estrategias, como distraerse con otras actividades, para no hacer frente al problema.
Las emociones son valiosas, ya que ofrecen una recompensa, siempre y cuando seamos capaces de hacerles frente de manera efectiva, ya que podemos aprender mucho sobre nosotros mismos y sobre nuestras necesidades, porque ayudan a conectar con los demás y conseguir grandes logros, como por ejemplo saber manejar el estrés, ya que esas personas tendrán sistemas inmunes sanos, que no se enferman con tanta frecuencia, y tendrán relaciones mucho más saludables
.Para identificar las emociones, lo primero que se ha de hacer, es conocer lo que se está sintiendo, y elegir entre cuatro emociones básicas: ira, tristeza, felicidad y ansiedad.
Si tienes pensamientos sobre el futuro y sobre lo que puede salir mal, con sensaciones físicas, como latidos acelerados del corazón, músculos apretados y mandíbula apretada, debes de preguntarte a qué le tienes miedo. Es una emoción relacionada con la ansiedad.
Con pensamientos negativos sobre el pasado, y sensación de cansancio y pesadez, con posibilidad de llorar y dificultad para concentrarte, debes de preguntarte qué has perdido. Es una emoción relacionada con la tristeza.
Si tienes pensamientos que se centran en lo que has ganado, y posees sensaciones de calma, siendo posible que rías, pregúntate qué has ganado. Es una emoción relacionada con la felicidad.
Cuando hayas reconocido y comprendido tus propias emociones, así como la de tus oponentes, debes de tener en cuenta los siguientes aspectos, para aprender a manejar las emociones:
Trata de determinar y de entender el origen de los sentimientos, ya sea en tus respuestas o en la de tu oponente.
Habla de tus sentimientos y de los de tu oponente; no trates de negarlos o reprimirlos, habla directamente de lo que estás sintiendo en ese momento.
Expresa tus sentimientos de una manera no conflictiva, mediante el uso de mensajes, como “me siento enojado porque….“, en vez de “Tú me hiciste enojar por….”.; explica tus sentimientos sin acusar a nadie, porque si eliges el segundo mensaje, centrarás la culpa en el oponente, haciendo que de una respuesta defensiva u hostil.
Reconoce los sentimientos de tu oponente como legítimos, ya que son tan reales y válidos como los tuyos; además es una manera de liberar esos sentimientos, para ocuparse de las cuestiones de fondo..
No reacciones a los estallidos emocionales, trata de controlar tus sentimientos; debes de escuchar y entender la fuerza de los sentimientos de quien habla, pero no reacciones emocionalmente a los tuyos, ya que es probable que haya una escalada de emociones y, por consiguiente un conflicto en su conjunto.
Trata de mantener la calma, y si es necesario abandona temporalmente la habitación, para pensar y calmarte, y así planificar una respuesta eficaz, en lugar de reaccionar de forma automática, que puede hacer que la situación empeore.
Quedo a tus ordenes
Laura Loza
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