Los empleados irresponsables existen en toda oficina y es fundamental saber qué se puede hacer para corregir esa conducta antes que afecte la productividad y rentabilidad de la empresa.
En cada oficina, empresa u organización existe esa persona que nunca quiere trabajar, que dice que lo hará todo después. También es común ese escritorio lleno de papeles, manchas de café y comida olvidada; todo eso es nada más que el retrato de un empleado irresponsable.
Es aquel que acostumbra llegar tarde, tomarse horas extras en el almuerzo, trabajar desordenado y entregar tarde sus tareas. Claro, estos son algunos de los síntomas de un colaborador irresponsable y no siempre se manifiestan al mismo tiempo.
Dicho esto, si tiene algún colaborador con alguna de estas características es porque tiene a un irresponsable en su empresa. Pero esto tampoco debe ser un motivo de alarma, ya que existen formas de solucionar el problema sin necesidad de tener que despedirlo.
El irresponsable no siempre es aquel que frena la productividad de la empresa, a veces puede ser simplemente que entrega tarde su trabajo diario o nunca es puntual; aunque al final del día entregue un buen trabajo, este tipo de conducta crea discordancia entre el resto de compañeros.
Cuando no se reparan este tipo de conductas se empieza a ver el impacto en la productividad y rentabilidad. En algunos cuando no se hace algo en contra de todas estas acciones, la persona se puede convertir en el peor de los trabajadores: el que elude sus responsabilidades y pasa su trabajo a otros empleados para que estos lo hagan.
Esto no solo viene a dañar la moral de la fuerza de trabajo, también afecta directamente en el desempeño de la empresa. Antes que suceda esto se debe detener ese comportamiento y corregirlo para que no afecte a la compañía.
Lo principal está en dar el ejemplo, como jefe o líder en una empresa debe proyectar el comportamiento responsable que los empleados deben emular. Esto también se puede lograr al determinar normas de comportamiento en la oficina.
En cuanto a las normas de comportamiento, es fundamental que, antes de ejercerlas en los colaboradores, deban los líderes cumplirlas para dar el mensaje a los demás. Es bien importante que la responsabilidad sea algo que se enseña y no que se obligue.
Actuar frente al comportamiento irresponsable
Por otra parte es fundamental ver que se acaten las normas y políticas de comportamiento, esto se puede lograr al informar a los colaboradores que cualquier conducta que demuestre irresponsabilidad como no entregar los trabajos a tiempo o llegar tarde a la oficina o a las reuniones, tendrá consecuencias, puesto a que viola las políticas de la empresa, motivo por el cual habrá una acción disciplinaria.
Cuando se genere el primer acto de irresponsabilidad es bueno programar una reunión privada con el personal para poder discutir el incidente. Lo primero que se debe hacer es explicarles cuál ha sido el impacto que dicho acto ha causado o podría causar.
Pero también se deben programar este tipo de reuniones cuando suceda algún evento negativo, este sistema puede ayudar a reforzar al personal y darles a entender que no pueden estar actuando de esa forma. Sin embargo, es aconsejable establecer un límite: al tercer llamado de atención se aplicará una acción disciplinaria.
Ahora bien, los colaboradores también tienen motivos para actuar de cierta forma y es útil saber qué piensan y porqué actúan de cierta forma.
Los líderes en un departamento o empresa pueden acercarse al personal cuando suceda un acto de irresponsabilidad y hablar con ellos. Preguntarles qué ha pasado y las razones, cuáles fueron los motivos por los que ese acto sucedió y luego indagar cómo podrían mejorarlo. Esta es una forma de poner responsabilidad en el colaborador para que él encuentre soluciones a sus acciones fuera de las reglas.
Una vez se empiece con todas estas medidas es recomendable darle seguimiento constantemente o de forma regular para ver si hay un cambio o mejora en el rendimiento de los empleados. De esta forma se puede evaluar si realmente mejoró.
Esta es una excelente forma de evaluar todo tipo de política en la oficina y así es más fácil ver si como empresa ha sido funcional con las reglas que se establecen y el impacto que estas tienen con los empleados.
Conociendo al jefe impaciente
Es necesario que los líderes en la oficina tengan la paciencia necesaria para trabajar con sus colaboradores, especialmente cuando hay algunos que pueden demostrar una actitud difícil.
El jefe es una figura que para muchos denota temor, alguien autoritario que puede reventar en gritos en cualquier momento; pero es importante que, para solucionar problemas en la oficina, el jefe sea alguien paciente que pueda escuchar a sus colaboradores y tratar de solventar los problemas de la mejor forma posible.
Sin embargo, de repente nos encontramos con el jefe impaciente, aquel que no conoce la palabra tranquilidad y se dedica a regañar a quien pueda. Esto solo dificulta el ambiente en la oficina y, por si fuera poco, afecta directamente en el comportamiento de los empleados.
El agravio aquí es que cuando todos temen al jefe, siempre hay alguien que busca retarlo y que no dejará de actuar de manera irresponsable hasta que el jefe tome las peores decisiones al respecto. Claro también un jefe impaciente tiende a despedir en lugar de incurrir a otras acciones disciplinarias.
Esto no resuelve ningún problema, ya que lo único que la empresa hace es estar en una rotación completa de nuevo personal, sin saber realmente cuál es la situación bajo la cual está. Cuando el líder de un departamento u oficina habla con sus colaboradores se ven mejores resultados.
La cosa aquí es que cuando hablamos las cosas, logramos ver y analizar el problema para así evitarlo en el futuro, pero cuando se toman acciones severas, como despedir a un empleado nunca sabemos qué es realmente lo que pasa.
Esto genera otro conflicto y es que la empresa está en constante rotación, permitiendo que el mismo error, o incluso nuevos errores, se cometan. Cuando un líder realmente desea mejorar el rendimiento y productividad de la empresa buscará la mejor forma de pasar un obstáculo.
Asumiendo la responsabilidad
La impaciencia en un jefe no es más que obviar responsabilidad. Los jefes muchas veces piensan que no necesitan involucrarse más de lo debido con sus empleados y consideran que, por estar en un peldaño más alto, tiene poder absoluto.
Pero en algunos casos, es la mala actitud de un jefe que puede hacer una empresa quebrar. Dicho eso, hay que tener en cuenta que cuando un líder toma la actitud de simplemente gritar y regañar, no está corrigiendo nada, simplemente está obviando la responsabilidad de tener que corregir una actitud.
www.inttegrandoequipos.com
laura@integrandoequipos.com. Cel 777 2 67 79 59