Es simple, lo que se está estudiando que impacta y genera resultados pobres o negativos en relación al bienestar y la felicidad es el stress.
“Para la mayoría, la principal causa del estrés no son los estímulos externos, sino la presión de las propias emociones suprimidas. Éstas se convierten en el principal factor estresante, de modo que, no podrás ser una persona plena hasta que trasciendas estos aspectos internos”. Vicente Román Acosta.
Aqui los datos, observa cuales de ellos has desarrollado en los últimos meses:
El psicólogo estadounidense Jay Michael Weiss diseñó en la década de 1970 una serie de estudios con ratas para identificar los factores psicológicos que intervenían en el estrés y sus variables. A partir de estos estudios se definieron cinco factores:
- Salida a la frustración
- Apoyo social.
- Capacidad de predecir.
- Nivel de control.
- Percepción de que la situación empeora.
Estos estudios llevan a la conclusión de que la forma de afrontar el estrés social, con las habilidades personales para manejarlo, van a influir de forma decisiva en la respuesta a dicho estrés. Estas habilidades diferenciales entre individuos se relacionan con el carácter, el temperamento y la personalidad que se desarrollan fundamentalmente a partir de las experiencias de la infancia y la adolescencia.
Factores que intervienen en el estrés
La capacidad de percibir, sentir e integrar la información del entorno y combinarla con lo aprendido previamente requiere de un sistema nervioso que se desarrolla a través del aprendizaje. La respuesta global ante un estrés suele ser común en todos los individuos, pero se observan grandes diferencias cuando se analizan individualmente. Comprender la reacción particular a un agente estresante implica múltiples niveles de experiencias personales que han programado una forma de reaccionar del sistema nervioso.
Aprendizaje y memoria son procesos interdependientes. La capacidad del cerebro para aprender implica la capacidad de recordar y ambas pueden resumirse en la capacidad del cerebro para adquirir información. La memoria permite al organismo codificar, almacenar y recuperar la información, creando redes neuronales sobre hechos, experiencias y contextos, así como estados emocionales asociados a determinadas situaciones. La información se almacena en forma de redes neuronales que forman patrones de estímulos en los que intervienen inmensas series de neuronas. El aprendizaje y la educación no solo aporta datos, sino que crea auténticos circuitos de conexión neuronal que funcionan como programas que el cerebro puede utilizar toda la vida.
El aprendizaje y la memoria implican que determinadas redes neuronales se estimulan y refuerzan, mientras que otras se debilitan. Existen tres áreas implicadas en el funcionamiento de la respuesta al estrés y la memoria: el hipocampo, la amígdala y el córtex prefrontal. Por esto un estrés moderado mejora el aprendizaje y la memoria.
En el ser humano un rasgo característico del estrés crónico es la dificultad para acceder a los recuerdos. Personas con niveles elevados de glucocorticoides (por ejemplo, en el síndrome de Cushing), o que padecen un trastorno de estrés postraumático, o una depresión profunda, presentan una disminución selectiva del volumen del hipocampo y una disminución de la memoria.
La función de la amígdala es esencial para la capacidad de sentir ciertas emociones y de percibirlas en otras personas. Entre otras funciones, gestiona la ira y el miedo e interviene en la reacción de «huída o lucha». También participa en el aprendizaje asociativo y la memoria condicionada, ya que la mayoría de estímulos que desencadenan respuestas emocionales, como el temor o el enfado, son aprendidas.
El córtex prefrontal es una área cerebral primordial para guiar el comportamiento a partir de la información sobre el conocimiento general que el individuo tiene del mundo. Por sus conexiones con la amígdala ha mostrado ser importante en conductas relacionadas con la recompensa, el castigo y el aprendizaje emocional, en función de si es agradable o desagradable. También es esencial para coordinar y controlar la realización de tareas complejas que permiten desarrollar las conductas apropiadas ante nuevas experiencias.