La comunicación tiene muchas barreras posibles, muchas de ellas contribuyen sin duda al clima laboral pero hay una de ellas que es especialmente delicada y hasta peligrosa: porque nos hace creer que hemos comunicado sin que realmente sea así.
Cuando nos comunicamos con los demás, a menudo se interponen entre nosotros los filtros que tiene cada uno, a partir de los cuales interpretamos lo que escuchamos, o ponemos una determinada carga de intencionalidad en lo que decimos. Una misma palabra puede tener connotaciones muy diferentes para cada persona, y una misma frase puede entenderse de diferentes maneras, según las asociaciones que hagamos a lo que escuchamos, en función de nuestras experiencias anteriores. Con el tema de las tecnologías, estas posibles confusiones aumentan, porque en el lenguaje escrito no hay entonación o lenguaje no-verbal para indicarnos esos matices, y por esa razón, una frase dicha en un mail o en un whatsapp, uno puede entenderla en clave de humor, de enfado, de seriedad, de confianza, de amistad, de amor… Por ejemplo, ahora se comunica a través de los emoticonos, que ha sido la forma más parecida que hemos encontrado por el momento a la expresión de emociones a través de texto, y es cierto que facilita mucho la comunicación y la interpretación de la misma.
¿Cómo se desmonta la barrera de las presunciones?
El tema de las presunciones es uno de los que más se trabajan en las sesiones de coaching, porque cuando nos paramos a analizar algo que nos ha sucedido o que nos han dicho, y conseguimos separar lo que realmente ha pasado de lo que hemos interpretado nosotros después, podemos obtener mucha información acerca de creencias que tenemos, es decir, acerca de ideas que tenemos interiorizadas sobre cómo son las cosas, las personas, la vida, nosotros mismos.
- El primer paso es detectar la diferencia entre los hechos y nuestras interpretaciones. La escalera de inferencia es un modelo que creó el psicólogo norteamericano Chris Argryris para comprender este proceso, y al comprenderlo, se hace más fácil comenzar a aplicar esa distinción en casos concretos del día a día.
- El segundo paso es identificar la creencia que ha motivado la interpretación. Por ejemplo, en el caso de la foto de arriba, sería preguntarse qué significa para nosotros llegar tarde, qué sentimientos y pensamientos vienen asociados a la impuntualidad. Esto permite que separemos lo que ha sucedido de lo que hemos sentido, y que comencemos a ejercitar mentalmente el hábito de mirarnos desde fuera cuando sintamos algo negativo, para aprender a superarlo desde lo que Aristóteles llamaba “auto-distanciamiento” (separarse de uno mismo, porque eso es como mirarse como si fuéramos otra persona, y permite que nos ayudemos a nosotros mismos como si de un amigo se tratase).
- El tercer paso es sustituir la creencia por otra que nos ayude mas. Puesto que las creencias no son hechos, sino que tienen más relación con elecciones que hacemos nosotros de cómo vivir los hechos, más vale pensar lo que mejor nos haga sentir y sea más constructivo para nuestras relaciones.
- Por último, una vez aprendemos de nuestras presunciones hechas hasta ahora, la clave para mejorar nuestra comunicación sería aprender a separar los hechos de nuestra interpretación, y desarrollar una mayor presencia en nuestras conversaciones, para comprender el significado que el otro ha querido dar a una palabra, en lugar de aferrarnos a nuestra forma de entenderlo, de modo que cada vez nos coordinemos mejor unos con otros, facilitemos la crítica constructiva cuando sea necesaria y podamos tener conversaciones cada vez más auténticas, respetuosas, honestas y efectivas.
En Integrando Equipos SC, te ayudaron a mejorar las interpretaciones interpersonales y de comunicación para mejorar el clima laboral del individuo, equipo y organización.
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