Las empresas que apuesten sólo por las utilidades estarán destinadas a desaparecer. El nuevo liderazgo buscará compañías que logren cambios en su entorno y que estén dispuestas a comprometerse con el medio ambiente y la sociedad.
Para el año 2030 habrá cambiado la generación que predomine como fuerza de trabajo en las empresas. Los millennials serán los nuevos líderes y la generación Z será la que predomine en empresas y corporativos. Estos jóvenes, nacidos desde 1992, seguirán a líderes diferentes, querrán trabajar en empresas diferentes y sus motivadores también serán diferentes.
Rumbo al año 2030, las empresas deberán entenderse como unidades que procuren el bienestar de sus colaboradores, de su entorno social, que contribuyan a no dañar el ambiente y que sean disruptivas, que apuesten por la innovación.
“La única cosa que crea futuro son nuestras decisiones y ahí tenemos que aprender algo muy grande… ¿Qué futuro queremos habitar? ¿El que otros creen o el que nosotros creemos?”, opina Elena Espinal, master coach y pionera en la creación y aplicación de la cultura del Coaching Ontológico.
El líder hoy día ya debe pensar en el futuro como una construcción propia. Para Elena Espinal, existen dos caminos: que los líderes decidan construir ese futuro o que terminen por adaptarse a las creaciones de otros.
El control oculta el miedo: los líderes deberán abandonar la idea de un futuro reactivo para darse cuenta de que no sólo existe un sólo futuro, sino todos los futuros posibles imaginables. Los líderes y las empresas deben pensar y tratar de visualizar lo que serán sus organizaciones cuando ellos ya no existan: “Cuando les pregunto incluso a gobiernos, ¿el futuro de un país es de seis años? Te contestan “sí”, porque es el tiempo que nosotros vamos a estar y entonces esto te muestra que nosotros creemos en un futuro que nosotros podemos controlar”. Por otro lado, la también autora del libro Ecología del porvenir, asegura que la construcción del futuro no se hace en solitario, se crea en equipos que entre más grandes e inclusivos, mejor. El objetivo será que el equipo pueda verse en ese futuro y trabajar para éste.
A partir de inventar posibilidades y de analizar tendencias también se puede crear futuro. La tendencia debería ser abandonar el pensamiento lineal. De continuar con el modelo paradigmático estaremos destinados a que el único futuro sea una coherencia con el pasado: “Entonces decimos “así nos tocó”. No, no nos tocó, no te diste cuenta, pero el estilo de decisiones tomadas desde ese modelo no pueden construir un futuro diferente. Estos ejercicios hay que hacerlos en grupo y desde un espíritu de co-creación y de diversión, no de obligación, porque la creación del futuro es un ejercicio de libertad”.
Años atrás, que las empresas hicieran un análisis FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) era extraordinario, porque la velocidad del cambio era prácticamente a la par de las generaciones, cada 20 años. Pero ahora, opina Espinal, este mismo análisis permite tener sólo respuestas inmediatas. ¿La solución? Inventar futuros.
Hoy se premia en las empresas a la gente que produce resultados inmediatos, no se le deja a la gente levantar la cabeza para mirar más lejos. El director de marketing de una empresa global defiende marketing, el de finanzas defiende finanzas y el de ventas, ventas; y se les olvida que ellos están ahí porque son el pensamiento estratégico más importante de la compañía, que no son sólo representantes de su área, sino que tienen un pensamiento global sobre la empresa. Los líderes, en este sentido, deberán darse cuenta de que forman parte de un todo.
Las personas que lideren organizaciones deberán inspirar a sus equipos a través de la capacidad de acción y de mostrar los puntos hacia donde se tienen que dirigir. Las herramientas para lograrlo estarán en la parte más humana de las personas, como la inspiración, la pasión y su mismo poder. No lo podrán lograr aquellos líderes que sólo ejerzan control y exijan obediencia: “No se es jefe porque se sabe, se es jefe por la capacidad de relación y de creación de futuro y de un futuro inclusivo, donde el empleado sienta que está en un lugar en donde hace la diferencia”, dice Espinal.
Si esperamos que la empresa perdure deberá dejarse a un lado el estilo del liderazgo tiránico y controlador: “La visión de futuro es hasta donde yo puedo mirar, eso es lo que hacen los dictadores, ellos dicen: “no nos podemos ir porque si no las cosas cambian, ¿quieres algo de más control que eso?, ¿tienes algo de más desprecio a los que están debajo?”.
El líder no puede permanecer aislado y suponer que todo lo sabe. Deberá rodearse de consejeros y de gente que le ofrezca diversos puntos de vista.
La autoobservación y la inteligencia emocional son indispensables: “El líder deberá ser una persona con alma y con espíritu, también con muchísima sensibilidad organizacional para percibir lo que está pasando en su organización, en otras organizaciones y en su entorno”.
Para los líderes meditar es importante: “Si no aprenden a meditar no tienen capacidad de observación de alto nivel, deben aprender a observarse a sí mismos, porque si no te puedes observar menos te puedes cambiar”.
Fuente: FORBES
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