A primera vista se podría pensar que estas dos ideas tienen poco en común. La empatía, por lo general, está orientada siempre hacia un “otro”, lo que significa que su enfoque está siempre centrado en torno a otras personas (terceros). De forma paralela, el ser asertivo parece estar más orientado hacia uno mismo. Es decir que su enfoque está centrado en las propias necesidades y deseos.
A través de esta asociación, uno podría incluso suponer que existe una conexión negativa entre estas dos ideas. No obstante, esto no es exactamente así.
Desde una concepción más profunda, ambos conceptos comparten rasgos similares. Estas dos formas de comunicación intentan fomentar la comprensión humana entre las partes de procesos comunicacionales. A su vez, Ambos permiten el reconocimiento de los pensamientos y sentimientos de otra persona, e involucran la idea de lo apropiado y la flexibilidad.
En otras palabras, estas formas de comunicación permiten que uno se ponga en el lugar del “otro”, lo cual permite ser considerado y respetuoso con la otra persona.
Estas dos ideas, por sí solas, son extremadamente maravillosas. Sin embargo, al mismo tiempo, tienden a tener efectos negativos, sobre todo en las personas altamente empáticas.
Algunas desventajas importantes
Cuando alguien es altamente empático, puede tomar el lugar del “otro”, por lo que pueden comenzar a presentar comportamientos poco asertivos. Sin embargo, esta persona puede perder de vista sus propios objetivos, necesidades y deseos.
Esto último puede llegar a ser problemático para las personas muy empáticas. La razón de esto es porque cuando ocurre este escenario pueden, literalmente, comenzar a perder su sentido de sí mismas en las emociones, necesidades y deseos de otras personas. Y ello puede tener un impacto enorme en la psique de una persona altamente empática, dejándola expuesta al abuso, la manipulación y los efectos a largo plazo de la baja autoestima.
Muchas veces, las personas altamente empáticas sentirán una profunda sensación de culpabilidad cuando necesitan actuar asertivamente. Esta culpabilidad surge de encontrar que es aborrecible herir a otra persona. Pero, igualmente, puede surgir de un miedo innato a estar solo, o más específicamente, a ser rechazado si la otra persona se encuentra herida, ofendida o enojada. Este tipo de temor puede llevar a que la persona altamente empática pierda su capacidad para defenderse a sí misma de manera efectiva. Y puede, una vez más, ser susceptible a ser tratada duramente por otras personas.
Por otro lado, cuando la empatía se encuentra en los niveles adecuados y en consonancia con la Comunicación Asertiva, la persona que tenga estas competencias comunicativas sabrá expresar deseos y sentimientos, rechazar y expresar opiniones sin ofender a los demás, manteniendo una impresión favorable y de autocontrol.