¿Por qué es importante que un líder tenga éxito en el aspecto personal? ¿Cual es la relevancia de esto en su trabajo? Porque no hay otra forma de que funcione más exitosamente cualquier empresa que utilizando el enfoque humanista. Un líder (y todo trabajador) es primero un individuo, que las virtudes y cualidades personales que posea, serán las mismas que utilice en su labor directiva.Lamentablemente también traslada sus defectos personales al ámbito laboral.
Un ejemplo sencillísimo: la puntualidad. Una persona hace una cita con otra a determinada hora. Una de estas personas llega a la hora acordada pero tiene que esperar porque la otra llega tarde.
Ahondando en el caso de la persona que llegó tarde. ¿Fue a causa de un genuino percance ajeno a su voluntad que excedía a su capacidad de solucionarlo? ¿Fue simple negligencia? ¿Llamó para avisar que llegaba tarde? ¿Ofreció alguna compensación o reagendar la cita en caso necesario? ¿Es un comportamiento habitual en ésta persona? Si esta persona impuntual se ostenta en una posición de poder (que por supuesto implica la justa proporción de responsabilidad) ¿su actitud se corregiría o agravaría?
Una persona impuntual suele ser desorganizada e inconstante, y lo peor de todo, suele ser inconsciente. Su impuntualidad no es calculada, sino producto de su inconsciencia. Pudo haber organizado sus actividades previas a la cita, estimado el tiempo necesario para llegar a la hora acordada y tomar las precauciones debidas. Pero no se le ocurrió. Dejó todo al azar por no tener consciencia de la importancia de respetar el tiempo de la otra persona, el compromiso hecho y la palabra otorgada.
¿Alguien al leer esto piensa que es una exageración? Desafortunado comienzo en su formación de líder! Las cosas pequeñas importan, y mucho. Esta persona impuntual muy probablemente seguiría el mismo patrón de conducta en su trabajo; y para ocupar otro adagio reconocido, time is money! El tiempo es dinero y se pierde igual que se pierde el tiempo de un inversionista, cliente, proveedor o distribuidor cuando se le hace esperar por no estar puntual en una cita. Se pierden contratos y se pierde la confianza. Por qué cómo esperar ahora que sea puntual con la entrega del producto o servicio que provee?
Para cumplir con la responsabilidad de una posición de poder se requiere de una disciplina estricta y un pensamiento que sea consciente constantemente.
Y retomando el tema de la congruencia, y por partida doble, un jefe que para seguir usando el mismo caso, exige puntualidad de sus subalternos pero no es puntual él mismo, nunca se ganará el respeto. Un tercer adagio: se predica con el ejemplo.
Es más, el líder no sólo predica con el ejemplo; un líder ES el ejemplo y la motivación al trabajo.
Un jefe, un líder debe ser el ejemplo de las cualidades esperadas y demandadas de sus subalternos. Responsabilidad, disponibilidad, poder de decisión, asertividad, creatividad, capacidad de aprendizaje, rapidez en tiempos de respuesta, eficiencia, compromiso, honestidad, cualquiera que sea el requisito que un jefe espere que sus empleados cumpla, ha de cumplirlo él primero.
Y viceversa. Explicando: la congruencia también debe existir en el extremo contrario. Para erradicar exitosamente los defectos o actitudes contraproducentes en el trabajo de en los empleados, el líder ha de haberlos erradicado ya en sí mismo, o mejor, nunca haberlos adolecido. Para no incurrir en la indulgencia. En el caso de las malas actitudes es el único en que se recomienda la intolerancia. La total intolerancia, hay que ser severos.
Recurriendo a otro ejemplo, uno de los más dañinos: el robo. Se le puede llamar de muchas y eufemísticas maneras, desvío de fondos, por ejemplo. Pero al final es un robo llano. Y así como hay muchas maneras de llamarlo, hay otras tantas de cometerlo. Un CEO no necesitaría robar (estrictamente hablando nadie, a menos que viva en condiciones paupérrimas, lo necesita) cuando su sueldo respecto al de un empleado común es 343 veces mayor. Estamos hablando de las grandes empresas mundiales, claro, pero en una mediana suele ser 40 veces mayor, y así hasta llegar a una muy pequeña, lo mínimo es que se gane el triple. Vaya, que la administración y dirección son bien remuneradas. Entonces, la aparición de la deshonestidad en forma de robo no debía ser tan frecuente como es. Porque, no hay que extrañarse, cuando un líder incurre en la deshonestidad, ésta se expande por todos los niveles de la empresa como un virus. Un CEO decide hacer falsas declaraciones hacendarias para evitar el pago de impuestos, y conservar ese dinero. Para tal triquiñuela, requiere, lógicamente de la complicidad y ayuda de sus administradores y contadores. Estos ven la oportunidad de llevarse un poco del botín salvado de la requisición hacendaria, e ingenian otras triquiñuelas dentro de la triquiñuela mayor. Y así en una espiral descendente en la escala de poder, hasta llegar al empleado del menor salario que se roba los suministros de oficina, llámese hojas para impresión, o una simple engrapadora o la secretaria que se lleva a casa las bolsas de café de la cafetera y finge que ya se acabaron. Claro, cualquiera de éstos empleados de mayor o menor rango que sea descubierto en el delito será despedido y estigmatizado como ladrón. Que incongruencia. No es que se defienda el hurto de engrapadoras o café, pero no hay autoridad moral para castigarlo si como directivo uno está robando también. Pero los llamados delitos de «cuello blanco» son considerados una práctica común en el mundo de los negocios y hasta considerados elegantes! Nada más riesgoso. En palabras de Ricardo Zisis, Director de la revista Harvard Business Review América Latina, «mientras más riqueza y complejidad tenga una red productiva, es más probable que alguien o algo la golpee«. La deshonestidad en la administración es auto golpearse. La incongruencia es otra forma de asestarse un golpe grave.