Nada puede arruinar tu día tanto como el estrés. Arrancas el día con toda la energía, y tu mañana pinta muy productiva. Pero, conforme avanzan las horas, el estrés se cuela en tu rutina y afecta no sólo la calidad de tu trabajo, sino tu bienestar emocional.
La siguiente vez que este invitado inesperado aparezca en la puerta de tu oficina, pon en práctica estos métodos para minimizarlo:
1. Considera el estrés un reto
Muchas veces, cómo vemos un problema es un problema en sí. Las experiencias, la educación, los valores y la cultura son arrojados en una gran olla llamada “tú”, y forjan tu perspectiva de la realidad. La basura de una persona es el trofeo de otra, así que si quieres ver valor en donde otros sólo ven un desperdicio, pregúntate: “¿cómo puedo convertir este reto en una oportunidad?”.
2. Enfócate en el proceso, no el resultado
En el libro Trabajando bajo presión: la ciencia de dar lo mejor cuando más importa, el autor cita un estudio en el que se pide a dos grupos de mecánicos que armen un motor. El primer grupo tuvo una oportunidad de demostrar que podía construirlo en un lapso determinado de tiempo. Para aumentar la presión, recibió la instrucción de que si lo armaba de la manera correcta y en el tiempo asignado recibiría un aumento de sueldo.
El segundo grupo tenía la misma tarea, y recibió la misma promesa de mejora profesional. Sin embargo, se le dijo que si cometía errores tendría más oportunidades de enmendarlos.
3. Ten un plan, pero mantente dispuesto a adaptarte
Louis Pasteur alguna vez dijo que la suerte favorece a las mentes preparadas. En la medida en que puedas minimizar el grado de incertidumbre asociado con lo inesperado, te sentirás más confiado y menos estresado. Ten siempre un plan de emergencia para todo lo que hagas.
Dice un dicho que “dos es uno y uno es ninguno”. ¿Qué quiere decir esto? Su significado va mucho más allá de este artículo, pero en términos generales, todo lo que hacemos funciona mejor en pares. Dos mentes trabajan mejor que una, y cuatro ojos ven más que dos. Lo mismo sucede con los planes, las ideas y las acciones. Los planes de contingencia facilitan el cambio más rápido que el ciclo “empezar-terminar-empezar de nuevo”.
4. Añade un poco de actividad a tu vida
Hay algo de estar en un espacio abierto que te permite despejar tu mente y sentirte más dispuesto a emprender proyectos. Más que cualquier otra cosa, el ejercicio es un gran reductor del estrés… ¡y es completamente gratuito!
La actividad física es mejor que cualquier droga o suplemento que se encuentre en el mercado. Tiene efectos positivos sobre el cerebro, el ritmo cardiaco, sistema inmune y, por supuesto, el estrés. ¿No puedes alejarte de la oficina? Tómate 10 minutos para salir a la calle y caminar.
Laura Loza laura@integrandoequipos.com
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