Participación: Vicente Roman Acosta
Algunos datos de nuestra investigación:
Muestra: En relación con la demografía de la muestra (272) en función al diagnóstico en competencias digitales se obtuvieron los siguientes resultados. El 40.1% corresponden al género masculino y el 59.9% respectivamente al género femenino distribuidos en las dieciséis áreas geográficas que a continuación se enuncian y se muestran en un orden descendente, iniciando por México, Colombia, Perú, Panamá, Nicaragua, Honduras, Paraguay, República Dominicana, Venezuela, Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica, El Salvador, Ecuador y Guatemala con el perfil profesional de educación experiencial, facilitadores, docentes y mediadores de procesos en contexto educativo comunitario, lúdico, técnico, corporativo u organizacional y docente o académico. Los rangos de edades se muestran en un orden descendente en promedio situando al 30.9% entre los 40 a 49 años, seguido por el 26.5% entre los 50 a 59 años, un 24.3% en un rango entre los 30 a 39, un 11.4% entre los 25 a 29, un 6.6% con 60 años o más y un 0.4% menor de 25 años.
Fuente: Las competencias digitales de los profesionales en procesos formativos en el contexto de América Latina desde la crisis sanitaria Sars-Cov-2, COVID-19 desde el Marco Europeo de Competencia Digital (DigComp)
En el ámbito de la competencia digital de los educadores y su compromiso profesional en procesos formativos, se observan diversas prácticas y enfoques en el uso de tecnologías digitales. Estas prácticas son fundamentales para mejorar la enseñanza, colaborar con colegas y mantenerse actualizados en un entorno educativo en constante evolución. A continuación, se presenta un análisis detallado de los datos y porcentajes compartidos:
1. Comunicación Digital Efectiva:
La mayoría de los docentes o facilitadores de procesos formativos (59.6%) demuestran un sólido compromiso profesional al seleccionar y combinar diversas soluciones digitales para comunicarse eficazmente con los estudiantes. Esto indica una comprensión de la importancia de la comunicación digital en la educación moderna.
2. Variedad de Canales de Comunicación:
Un 16.5% adicional de los profesionales utiliza varios canales digitales, como blogs, correo electrónico o sitios web, para lograr una comunicación efectiva. Esta diversificación en los canales de comunicación demuestra una adaptación a las preferencias de los estudiantes y un esfuerzo por facilitar la interacción.
3. Reflexión y Desarrollo de Estrategias:
Un 9.9% dedica tiempo a reflexionar, debatir y desarrollar estrategias de comunicación efectiva. Esta práctica es valiosa, ya que muestra un enfoque en la mejora constante y la adaptación de las estrategias para lograr mejores resultados.
4. Uso Básico de Canales Digitales:
Un 11% utiliza canales digitales básicos para la comunicación. Aunque este porcentaje es menor, aún indican un nivel de compromiso, ya que están utilizando herramientas digitales para interactuar con los estudiantes.
5. Uso Limitado de Canales Digitales:
Solo un 2.9% raramente utiliza canales digitales para los fines descritos. Estos profesionales podrían beneficiarse al explorar más activamente las posibilidades que ofrecen las tecnologías digitales en la enseñanza y comunicación.
6. Colaboración con Colegas:
En cuanto a la colaboración con colegas, un 46.7% intercambia ideas y materiales con otros educadores fuera de su organización. Esto promueve un enriquecimiento mutuo y una expansión de las perspectivas.
7. Colaboración en Entornos de Colaboración:
Un 25.4% trabaja colaborativamente con colegas tanto en experiencia como en metodología. Esta colaboración puede impulsar la innovación y la mejora continua en los procesos formativos.
8. Colaboración Aislada:
Un 12.9% ha intercambiado materiales de forma aislada con colegas. Aunque este nivel de colaboración es útil, podría fomentarse una colaboración más profunda y continua.
9. Colaboración Creadora:
Solo un 12.9% ha creado en conjunto con colegas materiales, metodologías y procesos formativos. Esta cifra podría aumentar para aprovechar plenamente el potencial de la colaboración creativa.
10. Desarrollo Activo de Habilidades:
El 34.6% de los profesionales utilizan recursos digitales para desarrollar sus propias habilidades docentes. Esto refleja una actitud proactiva hacia el aprendizaje continuo y la mejora profesional.
11. Apoyo a Otros Docentes:
Un 20.6% ha tenido la oportunidad de apoyar a otros docentes en el desarrollo de sus habilidades digitales. Esto muestra un compromiso con el crecimiento colectivo y la capacitación entre colegas.
12. Aprendizaje a través de la Experiencia:
Un 21.3% mejora sus competencias a través de la observación, reflexión y experimentación directa con los estudiantes. Esta práctica demuestra la adaptación y el ajuste constante de las estrategias pedagógicas.
13. Formación en Línea:
Un 42.6% participa con frecuencia en diversas formas de formación en línea, mientras que un 37.9% ha participado algunas veces. Estas cifras indican un interés en la formación continua y la adopción de nuevas habilidades y técnicas.
14. Interés en Formación Digital:
Aunque solo un 15.4% ha participado una o dos veces en formación en línea, un 4% muestra interés en participar en el futuro. Esto sugiere un potencial para un mayor compromiso con la formación en línea.
En el ámbito de los recursos digitales en procesos formativos, los educadores se enfrentan a la riqueza de materiales disponibles en línea para enriquecer su enseñanza. Esta competencia implica la habilidad de seleccionar, estructurar y modificar recursos digitales para adecuarlos a los objetivos de aprendizaje, el grupo de estudiantes y el estilo de enseñanza. Veamos un análisis detallado de los datos y porcentajes compartidos:
1. Selección de Recursos Basada en Criterios Relevantes:
Un 34.6% de los profesionales demuestra un enfoque sólido al comparar recursos digitales utilizando criterios relevantes, como la calidad y fiabilidad de la información. Utilizan motores de búsqueda académicos y científicos, como Google Académico, Scopus, Redalyc y Elsevier, para encontrar recursos confiables y relevantes.
2. Adaptación de Recursos al Grupo de Estudiantes:
Un 26.1% evalúa y selecciona recursos digitales según su idoneidad para el grupo de estudiantes al que enseñan. Esta adaptación demuestra un entendimiento profundo de las necesidades de los estudiantes y cómo los recursos digitales pueden apoyar su aprendizaje de manera efectiva.
3. Uso de Motores de Búsqueda Tradicionales:
El 18.4% utiliza motores de búsqueda más tradicionales, como Google, Yahoo y Mozilla Firefox. Aunque estas herramientas son comunes, es importante que los educadores puedan discernir la calidad y relevancia de los recursos que encuentran.
4. Asesoramiento a Colegas en la Búsqueda de Recursos:
Un 20.2% comparte su experiencia y conocimientos al asesorar a sus colegas sobre cómo encontrar recursos digitales adecuados y estrategias de búsqueda efectivas. Esta práctica fomenta la colaboración y el intercambio de mejores prácticas entre los educadores.
5. Uso Limitado de Internet para Recursos:
Solo un 0.7% rara vez utiliza Internet para encontrar y gestionar sus propios recursos digitales. Esta cifra es baja y sugiere que la gran mayoría reconoce la importancia de la búsqueda y gestión efectiva de recursos en línea.
6. Creación y Adaptación de Recursos Propios:
Un 34.9% está activamente comprometido en la búsqueda constante de nuevos recursos digitales para mejorar la percepción de aprendizaje de los estudiantes. Esta actitud proactiva fomenta la innovación en la enseñanza y la mejora continua de los materiales.
7. Generación de Recursos Propios:
El 30.1% recopila información y crea recursos digitales propios, adaptándolos a sus propias necesidades de facilitación. Esta práctica personalizada permite a los educadores proporcionar contenido relevante y efectivo.
8. Generación de Recursos de Forma Ocasional:
Un 17.3% responde que ha generado recursos digitales propios en ocasiones. Aunque menos frecuente, esto aún muestra un interés en la creación de materiales personalizados.
9. Compilación de Recursos Existentes:
Un 10.7% compila recursos existentes en lugar de crear los suyos propios. Aunque esta práctica puede ser útil, la creación original puede ofrecer una mayor personalización y adaptación a las necesidades del grupo de estudiantes.
10. Dependencia de la Organización para Recursos:
Un 7% no ha sentido la necesidad de crear recursos propios, ya que su entidad u organización se encarga de proporcionarlos. Esto puede depender de la infraestructura y recursos disponibles en la organización.
En el contexto de los procesos formativos digitales, es crucial que los educadores sean capaces de orquestar de manera efectiva el uso de tecnologías digitales en las diferentes etapas del proceso de enseñanza y aprendizaje. A continuación, se analizan los datos y porcentajes compartidos en relación con este dominio:
1. Uso de Tecnologías Digitales para Mejorar la Enseñanza:
Un 30.1% de los profesionales ha empleado herramientas digitales de manera sistemática para mejorar la calidad de la enseñanza. Esta práctica indica una comprensión de cómo las tecnologías digitales pueden potenciar las estrategias pedagógicas.
2. Implementación de Estrategias Innovadoras:
Un 26.8% utiliza herramientas digitales para implementar estrategias pedagógicas y andragógicas innovadoras. Esta cifra muestra un enfoque en la exploración de nuevas formas de enseñanza que se benefician de la tecnología.
3. Uso Básico de Equipamiento Digital:
El 24.3% utiliza solo aspectos básicos del equipamiento digital disponible. Aunque menos avanzado, aún demuestra un intento de incorporar la tecnología en el proceso formativo.
4. Utilización Variada de Recursos Digitales:
Un 17.3% emplea una amplia variedad de recursos y herramientas digitales en sus procesos formativos. Esta diversificación puede enriquecer la experiencia de aprendizaje de los estudiantes.
5. Uso Esporádico de Tecnología:
Un 1.5% no utiliza o utiliza de manera muy esporádica la tecnología para desarrollar sus procesos formativos. Esta cifra indica un potencial para un mayor aprovechamiento de la tecnología en la enseñanza.
6. Supervisión y Participación en Entornos Colaborativos en Línea:
En cuanto a la supervisión de actividades e interacciones en entornos colaborativos en línea, el 36% monitorea y analiza regularmente la actividad en línea de los estudiantes. El 34.6% interviene con comentarios que aportan valor al proceso de aprendizaje.
7. Integración de Tecnología en Trabajos Grupales:
Un 54% anima a los estudiantes a trabajar en grupo para buscar información en línea y presentar sus resultados digitalmente. Además, un 27.2% permite que los estudiantes colaboren en línea para intercambiar evidencias y crear conocimiento conjunto.
8. Limitaciones en la Integración de Tecnología en Trabajos Grupales:
Un 11.8% encuentra difícil integrar tecnologías digitales en trabajos grupales, lo que sugiere desafíos en la implementación de estrategias colaborativas.
9. Falta de Colaboración en la Integración de Tecnología:
Un 7% señala que sus estudiantes no trabajan de manera colaborativa en la integración de tecnología para el mismo propósito. Esto podría ser debido a barreras específicas en el entorno de aprendizaje.
10. Uso de Tecnologías para Planificar y Documentar el Aprendizaje:
El 33.5% utiliza varias herramientas digitales para permitir a los estudiantes planificar, documentar y reflexionar sobre su aprendizaje. El 29% emplea pruebas de evaluación para esta finalidad.
11. Integración Sistemática de Herramientas Digitales:
Un 30.5% integra de manera sistemática herramientas digitales para que los estudiantes planifiquen, documenten y reflexionen sobre su progreso. Esto sugiere un enfoque más profundo en la autorreflexión y el autoaprendizaje.
12. Limitaciones en el Uso de Tecnologías Digitales:
Un 7% indica que no puede utilizar tecnologías digitales en su entorno laboral, lo que puede ser una limitación en la aplicación de métodos digitales de enseñanza y aprendizaje.
En el ámbito de la evaluación en procesos formativos digitales, es esencial que los educadores comprendan cómo las tecnologías digitales pueden mejorar tanto las estrategias de evaluación existentes como la creación de enfoques de evaluación innovadores. A continuación, se analizan los datos y porcentajes compartidos en relación con este dominio:
1. Uso de Herramientas Digitales para Verificar el Progreso:
Un 31.6% de los profesionales utiliza herramientas digitales de evaluación, como cuestionarios diagnósticos, listas de cotejo o rúbricas, para verificar el progreso de sus estudiantes. Esta práctica indica una comprensión de cómo la tecnología puede apoyar la recopilación de datos sobre el desempeño estudiantil.
2. Diversidad de Herramientas Digitales para el Progreso:
Un 31.3% utiliza una amplia variedad de herramientas digitales para verificar el progreso de los estudiantes. Esto sugiere un enfoque multifacético en la evaluación de los avances de los estudiantes.
3. Monitoreo Sistemático del Progreso con Herramientas Digitales:
El 19.1% ha utilizado sistemáticamente varias herramientas digitales para monitorear el rendimiento de los estudiantes. Esta práctica demuestra un esfuerzo constante por evaluar el desempeño de manera efectiva.
4. Falta de Evaluación Digital de Progreso:
Un 5.5% de los profesionales en procesos formativos no realiza seguimiento al progreso de los estudiantes a través de la evaluación digital. Esto podría ser debido a diferentes enfoques en la evaluación o limitaciones de recursos.
5. Evaluación de Saberes Previos:
En la evaluación del aprendizaje esperado, un 32.7% considera los datos y el comportamiento previo de los estudiantes como indicadores de su necesidad de apoyo adicional. Esto demuestra un enfoque en personalizar la enseñanza según las necesidades individuales.
6. Uso de Pruebas para Identificar Necesidades de Apoyo:
Un 25.7% utiliza pruebas disponibles para identificar a los estudiantes que requieren apoyo adicional según el tema. Esto sugiere una estrategia de evaluación más tradicional en la identificación de necesidades.
7. Análisis Sistemático de Datos de Saberes Previos:
El 21.7% analiza sistemáticamente los resultados de los saberes previos para modular su interacción. Esta práctica indica una adaptación activa basada en los datos recopilados.
8. Falta de Relevancia en Evaluación de Saberes Previos:
Un 1.1% considera que no es su responsabilidad o tiene poca relevancia tener conocimiento previo del tema antes de abordarlo. Esto podría ser debido a la naturaleza de los temas o la metodología de enseñanza.
9. Retroalimentación Eficaz con Tecnologías Digitales:
En relación con la retroalimentación, un 32.7% utiliza formatos digitales para proporcionar comentarios positivos y constructivos a los estudiantes. Esto indica un uso efectivo de las herramientas digitales para el proceso de retroalimentación.
10. Variedad de Herramientas Digitales para Retroalimentación:
Un 30.9% utiliza una variedad de herramientas digitales para proporcionar retroalimentación a los estudiantes en el proceso formativo. Esta diversidad de enfoques puede enriquecer la experiencia de retroalimentación.
11. Retroalimentación Constructiva fuera de Formato Digital:
Un 21% emite comentarios constructivos, pero no en formato digital. Esto sugiere que la retroalimentación puede variar en cuanto a su presentación y formato.
12. Falta de Necesidad de Retroalimentación Digital:
Un 1.5% considera que la retroalimentación no es necesaria en procesos formativos digitales en su entorno laboral. Esto podría reflejar una perspectiva diferente sobre la retroalimentación en la educación.
Dentro del contexto de empoderamiento de los alumnos en procesos formativos digitales, es fundamental que los educadores utilicen tecnologías digitales para fomentar la participación activa de los estudiantes, personalizar el aprendizaje y abordar posibles dificultades. Aquí, analizo los datos y porcentajes compartidos en relación con este dominio:
1. Adaptación de Tareas y Procesos para Superar Dificultades:
Un 36.4% permite la adaptación y variación de tareas y procesos de conversación para resolver problemas del contexto y proporciona alternativas para su realización. Esto refleja la flexibilidad en el diseño de tareas digitales para abordar desafíos técnicos y prácticos.
2. Adaptación de Tareas para Minimizar Dificultades:
Un 34.6% ha adaptado tareas para reducir las dificultades técnicas o prácticas que los estudiantes puedan enfrentar al utilizar tecnologías digitales.
3. Comunicación de Obstáculos y Soluciones:
El 16.9% discute los posibles obstáculos con los estudiantes y propone soluciones para superarlos. Esta comunicación abierta promueve la colaboración entre educadores y estudiantes para superar desafíos tecnológicos.
4. Ausencia de Tareas Digitales:
Un 7.4% no crea tareas digitales para los estudiantes. Las razones detrás de esta decisión pueden variar y podrían incluir enfoques de enseñanza diferentes.
5. Ausencia de Dificultades en el Uso de Tecnología:
Un 4.8% de los profesionales comparte que sus estudiantes no han tenido problemas al utilizar tecnología digital. Esto puede sugerir que los estudiantes están cómodos y competentes con las herramientas digitales.
6. Ofrecimiento de Oportunidades de Aprendizaje Personalizadas:
En términos de oportunidades de aprendizaje personalizado, un 29.4% de los educadores proporciona recomendaciones de productos adicionales para abordar necesidades individuales.
7. Diferenciación de Oportunidades de Aprendizaje:
Un 25.7% utiliza tecnologías digitales para ofrecer oportunidades de aprendizaje diferenciadas según las necesidades y preferencias de los estudiantes.
8. Adaptación Sistemática de la Enseñanza:
Un 22.8% adapta sistemáticamente su enseñanza para vincularla con las necesidades, preferencias e intereses individuales de los estudiantes.
9. Actividades Opcionales para Estudiantes con Dificultades:
Un 16.2% ofrece actividades digitales opcionales para los estudiantes que requieren apoyo adicional o han quedado atrás en el proceso de aprendizaje.
10. Uniformidad de Actividades para Todos los Estudiantes:
Un 5.9% de los estudiantes siente que están obligados a realizar las mismas actividades, independientemente de su nivel de habilidades o progreso.
11. Estímulos y Medios Digitales para la Participación Activa:
Un 39.3% señala que los profesionales utilizan estímulos, motivadores, videos, animaciones y otros medios digitales para fomentar la participación activa de los estudiantes.
12. Uso de Herramientas Interactivas para la Participación Activa:
Un 27.9% involucra a los estudiantes con medios digitales a través de hojas de trabajo electrónicas, juegos interactivos, votaciones en tiempo real y pruebas colaborativas con retos grupales.
13. Uso de Tecnologías Digitales para Investigación y Creación:
Un 21.7% emplea sistemáticamente tecnologías digitales para que los estudiantes investiguen, debatan y creen conocimiento de manera activa.
14. Participación Activa sin Uso de Tecnologías Digitales:
Un 7.4% involucra a los estudiantes activamente en clase, pero no mediante tecnologías digitales, lo que implica enfoques no digitales de participación.
15. Limitaciones en la Participación Activa con Tecnologías Digitales:
Un 3.7% afirma que no es posible involucrar activamente a los estudiantes con tecnologías digitales en su entorno laboral.
En el ámbito de la competencia digital de los estudiantes, es crucial que los educadores faciliten el desarrollo de habilidades digitales en sus alumnos. Aquí, analizo los datos y porcentajes compartidos en relación con este dominio:
1. Enseñanza de Evaluación de Fiabilidad de Información:
En cuanto a la enseñanza de cómo evaluar la fiabilidad de la información en línea, un 32.4% recuerda a sus estudiantes ocasionalmente que no toda la información en línea es confiable. Además, un 27.2% enseña a los estudiantes a distinguir fuentes confiables de no confiables.
2. Debates y Verificación de Información:
Un 20.6% debate con sus estudiantes cómo verificar la precisión de la información investigada. Sin embargo, un 12.1% no verifica esta habilidad debido a condiciones del lugar de trabajo o asignatura.
3. Uso de TIC para Comunicación y Colaboración:
En la configuración de tareas que requieren que los estudiantes utilicen medios digitales para comunicarse y colaborar después del proceso formativo, un 42.7% informa que los estudiantes se comunican y colaboran utilizando TIC. En contraste, un 34% rara vez utiliza estas tecnologías o no las puede implementar en su asignatura o proceso formativo.
4. Creación de Contenido Digital por Estudiantes:
En tareas que exigen a los estudiantes crear contenido digital como videos, audios, presentaciones interactivas, blogs, wikis, un 49.3% requiere esta creación durante sus procesos formativos, mientras que un 27% encuentra difícil que los estudiantes realicen este tipo de contenido.
5. Uso Seguro y Responsable de la Tecnología Digital:
En cuanto al uso seguro y responsable de la tecnología digital, un 21.7% informa a los estudiantes sobre la precaución al transmitir información personal en línea. Un 26.5% explica reglas básicas para un comportamiento seguro y responsable en entornos digitales.
6. Desarrollo de Reglas Sociales en Entornos Digitales:
Un 22.8% desarrolla sistemáticamente el uso de reglas sociales para los estudiantes en diferentes entornos digitales. No obstante, un 14% no ve la responsabilidad formativa en advertir sobre riesgos al no usar la tecnología de manera ética o segura.
7. Uso Creativo de Tecnología para Resolver Problemas:
En cuanto al uso creativo de la tecnología para resolver problemas, un 33.8% indica que ocasionalmente surge la posibilidad de emplear tecnología para superar obstáculos o retos. Un 23.2% experimenta soluciones tecnológicas para resolver problemas con regularidad.
8. Fomento Sistemático de Resolución Digital de Problemas:
Un 18% tiene rara vez la oportunidad de fomentar la resolución digital de problemas en los estudiantes. Un 16.5% aprovecha sistemáticamente esta oportunidad para la resolución creativa de problemas.
9. Limitaciones en la Implementación de Estrategias Creativas:
Un 8.5% afirma que no es posible implementar estrategias creativas de resolución de problemas en su asignatura o proceso formativo.
Gracias por asistir
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