¿No te ha pasado nunca que tu cerebro te dice que no debes hacer algo pero tu corazón te empuja hacia ello? ¿O, por el contrario, que debes hacer una cosa por ser lo correcto pero sientes que no es lo que deseas? Son esos momentos contradictorios en los que entramos en una lucha interna, y es que es tan importante como difícil el hecho de hacer caso a ambos impulsos.
• Qué difícil es decidir cuando tu mente te dice que renuncies y tu corazón te pide a gritos un último intento.
Lo que ya hemos dicho: el cerebro y el corazón no se ponen de acuerdo y tú eres quien sufre las consecuencias. Tanto es así que llega el punto en el que estás tan cansada de luchar por algo que tu mente insiste en que dejes de intentarlo, que nunca vas a conseguirlo por mucho que quieras. Pero tu corazón aún guarda una última esperanza.
Cuando no sabemos qué hacer, nos paralizamos de tal forma que dejamos de actuar. ¿Qué será lo correcto? ¿Y por qué eso es lo correcto? Cientos de cuestiones nos abordarán y aumentará nuestro nivel de estrés, por lo que no podremos pensar ni sentir con claridad. Este será el momento en el que nuestros sueños y metas se volverán más lejanas que nunca, y es que la no-acción es el peor camino que puedes tomar.
• A veces el problema es que tu corazón no quiere admitir lo que tu mente ya sabe.
El corazón es muy poderoso, incluso en ocasiones puede que más que la mente. Cuando sentimos algo muy intensamente como el amor, se generan ciertas sustancias que impiden que veamos todo tal y como es. Pero que se nos haga difícil escuchar a nuestra razón no es el único problema, sino que hay veces en las que la hemos escuchado y, aun así, no queremos hacerle caso porque sentimos que nuestros sentimientos tienen razón.
• Lo ideal sería tener el corazón en el cráneo y el cerebro en el pecho. Así, pensaríamos con amor y amaríamos con inteligencia.
Siempre acabamos preguntándonos por qué no somos capaces de mantener nuestras ideas y nuestras emociones en línea, y es precisamente porque una necesita de la otra para equilibrarse, por lo que estos conflictos son totalmente naturales y necesarios.
• ¡Suficiente! Gritaron el corazón y el cerebro. Por fin estaban de acuerdo.
Tanto nuestra mente como nuestros sentimientos pueden equivocarse, pero la suma de las dos hace que la decisión sea la correcta. Al igual que ocurre en una pareja, ambas partes deben dar su brazo a torcer en algunos aspectos y no pensar que tienen la verdad absoluta. Sólo meditando y mirando dentro de nosotras mismas seremos capaces de ver qué es lo que realmente importa en cada situación y llegar a la armonía entre ambos.
Laura Loza Román
777 2 67 79 59
laura@integrandoequipos.com
Estoy justo en ese momento mi corazón doce que si pero mi razón que no pero también tengo dudas de que si es por costumbre a esta vida o realmente no me conviene tomar la decisión .sé que estoy aplazando esta decisión .pero no será una aelal