Las relaciones cercanas son el principal predictor de la felicidad a lo largo de la vida, este fue el primer resultado de el estudio longitudinal más largo de la historia llevado a cabo por Robert Waldinger. Los seres humanos necesitamos el contacto para formar este tipo de relaciones, por lo que al igual que otros animales sociales, hemos desarrollado un sistema neurológico diseñado para responder al contacto afectivo: las caricias liberan un cóctel de hormonas que alivian la ansiedad y nos hacen sentir más felices, y sin un contacto regular podemos llegar a experimentar soledad, depresión o stress.
La pandemia ha potenciado esta necesidad de contacto, luego de largos periodos de distanciamiento social. Aunque los espacios virtuales unen a los usuarios, estas conexiones se dan en un espacio inmaterial y las personas en general necesitan tener contacto físico con otros. Por lo que trabajar de manera colaborativa en remoto ha sido un reto para las personas y organizaciones.
En este escenario, los aspectos cercanos de la comunicación han cobrado mayor valor: escuchar y empatizar. no es suficiente mantener informados a todos y contar con las herramientas tecnológicas que facilitan su trabajo, aunque esto sea esencial. El mundo híbrido del trabajo que se vislumbra requiere enfocarse en optimizar la conexión y la colaboración, considerando que las conexiones humanas esenciales ayudan a establecer un sentido de dependencia y prosperar en tiempos de crisis.
La confianza en los líderes se puso a prueba desde inicios de la pandemia. Las exigencias al estar en un espacio de gestión desconocido (el seguimiento a la productividad en los remoto o con una fuerza laboral híbrida), pusieron en evidencia el quiebre que se visualizaba entre los estilos tradicionales de dirección y las capacidades que se requieren en tiempos de incertidumbre y crisis. La visión sobre el liderazgo también se ha venido cuestionando desde el concepto de las nuevas generaciones sobre lo que es y representa un líder.
El enfoque de liderazgo ha evolucionado desde un enfoque jerárquico muy orientado al control y seguimiento de las tareas desde una posición de poder y autoridad (coercitivo); pasando por una mirada más orientada hacia el influir y apoyar para lograr los objetivos en medios de estructuras cada vez más planas; hasta un tercer momento (3.0) lo fundamental es lograr movilizar las personas hacia una visión (orientativo y transformacional) : establecer relaciones cercanas basadas en la empatía, escuchando la voz del equipo para co-constuir la dinámica del trabajo, conectando con sus capacidades, potenciales, necesidades y aspiraciones, y generando confianza desde un espacio de vulnerabilidad.
Un dato interesante: 44% de los empleados confía en los líderes y gerentes de su organización para afrontar una crisis
Garthner encontró que solo el 44% de los empleados confía en los líderes y gerentes de su organización para frontal bien una crisis como la pandemia. Por lo que resulta vital el acompañamiento a los líderes en momentos de exigencia y estrés, dotándolos de herramientas para hacer frente a las nuevas circunstancias.
Las condiciones actuales requieren desarrollar en los líderes una visión de futuro acompañada de mayor sensibilidad a la diversidad y al bienestar, siendo compasivos y empáticos. La misión de RRHH será proporcionar un conjunto de herramientas que faciliten ese camino.
Para ser un líder 3.0:
- Ser ejemplo de cuidarse a sí mismo e inspirar a otros.
- Dar feedback de manera auténtica y constante.
- Escuchar y empatiza
- Abrazar la innovación y fomentar la creatividad.
- Cultivar la paciencia y comprensión
- Incorporar conexiones remotas mientras administran el desempeño y guián el trabajo de equipos híbridos.
- Se resileinte lidiando con la ambigüedad.
Jesus Loza