La remuneración económica no es el único aspecto que valoran los empleados en sus condiciones laborales. Incluso los salarios más elevados pueden resultar insatisfactorios si no van acompañados por otros factores que satisfacen plenamente las necesidades profesionales y personales de los trabajadores. Es el conocido como salario emocional.
El salario emocional abarca todos aquellos beneficios no económicos que te permiten satisfacer necesidades personales que mejoran en la calidad de vida, ganancia no económica que los empleados obtienen del trabajo, es la recompensa que les motiva y conduce al desarrollo personal y profesional
Este término era ya utilizado por los economistas y analistas de Recursos Humanos a comienzos del s. XX pero fue a partir de la última gran crisis económica cuando comenzó a generar una mayor cantidad de artículos y reflexiones.
El objetivo de este salario es cumplir con las expectativas de los empleados, para que se sientan vinculados emocionalmente con la empresa y vean un futuro dentro de ella, aumentado su bienestar y fidelidad con la marca.
El salario emocional juega un papel esencial en la gestión del personal, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Sin renunciar a percibir el sueldo monetario más alto posible, los trabajadores también desean disfrutar de unas buenas condiciones laborales
La consultora Deloitte ha constatado en sus trabajos de campo que la generación millennial, esto es, los trabajadores nacidos entre los años ochenta y noventa del siglo pasado, valoran todo lo relacionado con el salario emocional en mayor medida que las generaciones anteriores.
Beneficios:
Baja la rotación
Reduce el ausentismo
Mayor productividad
Mayor innovación
Ejemplos de salario emocional:
Flexibilidad de horario
Trabajar desde casa
Oportunidades reales de crecimiento interno
Desarrollo personal (capacitación donde el colaborador desarrolle su potencial y trabaje a nivel personal)
Alta escucha al colaborador